... Y he aqui que la estrella que habìan visto en el Oriente, iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo encima del lugar dónde estaba el niño. (San Mateo 2:9)
Audaces, decididos, con una idea delante cristalizada en un tenue resplandor plateado. Y eso es todo, junto, claro está, con una voz interior que les debió decir algo, solamente algo. El resto… su decisión, una meta, una búsqueda desconocida… Y un preguntar a tiempo poniéndose en manos orientadoras…
Audaces, decididos, con una idea delante cristalizada en un tenue resplandor plateado. Y eso es todo, junto, claro está, con una voz interior que les debió decir algo, solamente algo. El resto… su decisión, una meta, una búsqueda desconocida… Y un preguntar a tiempo poniéndose en manos orientadoras…
Esto es, seguir una estrella, con todos los riesgos que ello implica. Y la tenemos que seguir cuando la vista está aún clara, la salud permite la caminata y el corazón late con entusiasmo, con ganas de amar a un Niñito aún desconocido… a una Humanidad llena de lacras, heridas y en vías de recuperación. Es decir, cuando todavía podemos. Seguir nuestra estrella, cada uno la suya, para formar un cielo nuevo... una tierra nueva, un mundo mejor.
VEGUEROS S.M.
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