LUIS PÉREZ AGUADO

LUIS PÉREZ AGUADO
Escritor, Profesor e Historiador

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martes, 8 de noviembre de 2011

SE QUITARON LOS MUERTOS DE ENCIMA.-


Por Luis Pérez Aguado
Escritor, profesor e historiador

SE QUITARON LOS MUERTOS DE ENCIMA

Más de 140 enterramientos  y otros elementos aparecieron en Lomo  Maspalomas. Era el 7 de septiembre de 1988. Para que  las excavaciones no retrasaran las obras de la autopista GC-1, entre Tarajalillo y Pasito Blanco, y con la promesa de hacer un museo de sitio en un lugar cercano, los enterramientos de la valiosa necrópolis,  con su paquete de tierra, se trasladaron en bloques de poliuretano expandido, a dos naves industriales construidos sin las adecuadas condiciones de conservación en medio del barranco. De eso hace ya 23 años. Los responsables políticos de entonces -igual que hacen los de ahora- se quitaron los muertos de encima. En ese tiempo los restos hacinados en las naves han sufrido numerosos saqueos y actos vandálicos. La nefasta conservación también hizo lo suyo. Alguna intervención -para acallar a los vivos-, y muchas promesas de los políticos de turno. Palabras grandilocuentes, visitas institucionales, fotos, promesas y más promesas  es lo único que han dejado los responsables en este tiempo. A cada nueva administración, antes y después de las elecciones, le sigue el mismo protocolo. Pero los muertos siguen allí esperando que una mano amiga se acuerde de ellos.
El granero de Gran Canaria-El Cenobio de Valerón
 No parece que hayamos avanzado mucho culturalmente. Marginados y en  un lamentable estado de ruina se encuentran muchos yacimientos que, aunque cargados de historia, no  interesan a nadie. Por desidia o ignorancia continuamos dejando que desaparezcan los monumentos más singulares de nuestra historia, como este de Lomo Maspalomas, que amenazado  de una muerte inminente, espera desesperadamente un aliado que lo ayude en su lucha contra la apatía y la lentitud desesperanzadora en la tramitación de proyectos, argucias y maniobras, barreras suficientes para explicar la lentitud de una correcta solución, que son en definitiva, -con la ineptitud e incapacidad de algunos- las causantes de su deplorable aspecto.
VEGUEROS S.M. Al igual que ocurre con nuestro patrimonio paisajístico, el histórico y cultural tampoco escapa de la quema... políticos ineptos, cántaros sin asa que no hay por donde cogerlos. 

miércoles, 2 de noviembre de 2011

ALGO NO ME CUADRA. NUESTRA HEPATITIS CULTURAL.-


Luis Pérez Aguado
Escritor, poeta e historiador

Algo no me cuadra. Nuestra hepatitis cultural

Nuestras Islas nunca gozaron de buena salud cultural. Cuando parecía que estábamos  saliendo del profundo letargo en que nos encontrábamos, la  drástica  reducción de los presupuestos en cultura para el próximo año del gobierno canario nos ha dado de bruces con la triste realidad, Seguimos, igual que antaño, postrados en el lecho de la incultura.
Aunque los recortes no son buenos, tampoco estoy muy seguro de que la política cultural -por llamarla de alguna manera- llevada a cabo en nuestra comunidad haya sido acertada. Tampoco tengo claro que los que se llaman a sí mismos políticos de la cultura y gestores culturales entiendan el concepto de  cultura como lo hacemos  los ciudadanos de a piel. Veamos por qué mis dudas y por qué a mí, personalmente, no me cuadran las cosas.
Es el propio viceconsejero de cultura quien cita y se reúne con los profesionales del ramo para que sepan a qué atenerse. Lo hace en las dos capitales de provincia y, de inmediato, los agentes culturales se ponen en pie de guerra. ¿Estrategia? ¿Ocultos intereses? ¿Excusa para que algunos puedan seguir viviendo a lo grande?
En ocasiones, las inversiones millonarias y los dineros de grandes eventos sólo han servido para que se luzca  el gestor de turno y, de paso, tirar el dinero por la alcantarilla. Pongamos, por caso, Septenio, un modelo creado por el Gobierno de Canarias para difundir fuera del Archipiélago proyectos culturales desarrollados en las Islas. Magnifica iniciativa. Pero, mientras se pedía a todos los canarios que nos apretáramos el cinturón, se presentó en la isla de Fuerteventura con grandes faustos el proyecto. Hotel de lujo, ochenta y cuatro invitados, comidas institucionales, facturas de agencias de viajes, caché de los artistas, transportes por la isla, etc. Total 90.000 euros gastados en unas pocas horas. Se repite la hazaña el la isla de La Palma. En esta ocasión con doscientos invitados. Sólo los gastos de hotel ascendieron a 70.000 euros.
Mientras  numerosísimos bienes culturales como los yacimientos arqueológicos en las islas permanecen abandonados y dejados de la mano de Dios, se realizan grandes eventos y actividades que llenan los bolsillos de unos pocos que, casualmente, no suelen ser los artistas Una forma extraña de entender la cultura. Derrochar el dinero en cócteles mientras pequeñas compañías de teatro desaparecen y salas alternativas cierren sus puertas por falta de ayudas y nuestros mejores valores artísticos deben emigrar a Argentina por la misma causa.
Poco supimos en qué consistía  el tal Septenio. Hoy, con amargura, comprobamos que a cualquier cosa le llaman cultura.  Hoy, después de cuatro años sin poder acceder a la propuesta en la que se han ido 15 millones de euros, dudamos, con preocupación, de  la calidad de algunas iniciativas que recibieron las ayudas y de  los criterios de adjudicación.  Sabemos, por ejemplo, que de 23 proyectos una provincia fue favorecida con 19 y otra con tan solo  cuatro. Que quede constancia en acta que, personalmente, me importa un rábano que una isla se lleve todos los merecimientos, proyectos y dinero si realmente sus gestores se lo han trabajado y, por tanto, se lo merecen más que cualquiera. Como me consta que algún proyecto no fue aceptado sé que alguien miente cuando asegura que el motivo de la escasa participación fue que no se presentaron más proyectos  en la isla perjudicada. Otra cosa muy distinta sería que alegaran escaso mérito o interés cultural, con lo que tendríamos que permanecer con la boca cerrada al desconocer los criterios de selección.
Si el recorte ha de venir -y puestos a elegir- prefiero que el  dinero público vaya a mejorar nuestros malogrados yacimientos arqueológicos, a crear infraestructuras que permitan el desarrollo de los artistas y creadores, incluido su proyección fuera de Canarias,  a subvencionar  grupos artísticos sin ánimo de lucro, bibliotecas o  escuelas de música,  por ejemplo, en lugar de subvencionar a entidades privadas que se crean para ganar dinero mediante la realización de su actividad empresarial sin siquiera generar empleo  (por lo menos, mientras estemos en tiempos de vacas flacas)

Aunque mucho me temo que esto no sucederá así. Siempre ha faltado talento para poner en marcha imaginativos programas culturales si ellos no llevan aparejado un beneficio para los políticos puestos al frente de la cultural. Así que, mientras sigan los mismos, seguiremos con nuestra hepatitis cultural.
VEGUEROS S.M. La cultura es la puerta de entrada al mundo civilizado, matar la cultura es acabar con la civilización.