LUIS PÉREZ AGUADO

LUIS PÉREZ AGUADO
Escritor, Profesor e Historiador

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miércoles, 12 de diciembre de 2012

BOTES DE HUMO PARA OCULTAR LAS MISERIAS.-


Luis Pérez Aguado
Profesor, escritor e historiador

Botes de humo para ocultar las miserias

Tirar la piedra y esconder la mano es uno de los deportes más populares y practicados  en este país. Generalmente, esa  sucia faena  suele ir acompañada de lanzamientos de botes de humo que son arrojados sin miramiento alguno contra la frente del prójimo para tratar de ocultar las  miserias propias  y  malas praxis de los que lo practican. Dirigentes que se meten con la madre del contrario para ocultar su ineptitud, dueños de supermercados que dicen que hay que trabajar como chinos y llaman gandules a sus empleados para ocultar el enriquecimiento que le está proporcionando el sudor de los que maltrata o insinuar que el adversario posee cuentas en paraísos fiscales para que no se detecte  que son mucho más abultadas las suyas y la de sus  familiares, son prácticas que están a la orden del día.
Esta mezquina forma de actuar suelen  emplearla los avariciosos que quieren ganar más a costa del sudor del prójimo. Y, para conseguir sus fines, no les importa arrastrar y desacreditar a los que creen que en el futuro les pudieran estorbar o desafiar. El actual vicepresidente de los empresarios españoles, está bonito, él, mientras recibe cuantiosas subvenciones (que trata de ocultar) para sus cafeterías instaladas en sedes gubernamentales, arremete, aprovechando su tribuna contra los funcionarios acusándoles de gandules y a los sindicalistas de vividores.
El  anterior presidente de los empresarios españoles  atacó, cada vez que pudo, a los trabajadores porque tenían que “cobrar menos y  trabajar más” pues su codicia  y voracidad le obligaban a  amasar cada vez más dinero que desviaba a sus cuentas en Suiza. Mientras se enriquecía, hundía tramposamente sus empresas y dejaba en la calle sin consideración alguna a miles de   empleados, Hacienda le devolvía dinero y se permitía el lujazo de contribuir  con grandes sumas de dinero a las campañas electorales del gobierno que actualmente desgobierna en España. Ahora ha sido detenido por alzamiento de bienes y blanqueo de capitales.
No parece que los altos cargos de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), hayan estado muy finos qué digamos  ni siquiera son buenos referentes para la sociedad, pues en lugar de crear riqueza parece que lo que les interesa es aprovechar su posición privilegiada para, con la mano de atrás, conseguir contratos públicos y, con la otra, exigir  austeridad a los demás o llevarse el dinero a paraísos fiscales para no pagar impuestos mientras pregonan a los cuatro vientos que los servicios públicos son insostenibles como suelen expandir el presidente de CEPYME y el vicepresidente de CEOE  (otra vez Arturo  Fernández) que están en un sin vivir continuo planteando la  reforma del sistema de las pensiones para garantizar que la  Seguridad Social sea sostenible, por lo que piden volver a debatir sobre los tiempos de cálculo para cobrar estas prestaciones.
Lo triste del caso es que los vividores charlatanes, a pesar de que vienen siguiendo políticas económicas que han arruinado a muchos pequeños y medianos empresarios, siempre han tenido seguidores entre las élites empresariales, principalmente, si  éstos intuyen que  tras estas frases rotundas pueden conseguir un enriquecimiento fácil.
Desacreditar a los sindicatos es otra de las modas y a ellos, con el velado objeto de reducir salarios a  costa de quien sea,  dirigen, estos  paladines de la patronal, las más tremebundas afrentas y descréditos tratando de crear confusión con sus actuaciones y con el número de  liberados sindicales, pero callan los más de 35.000 liberados patronales que tienen las empresas privadas españolas. Lo que significa que hay casi 8,5 veces más liberados empresariales que sindicales. Pero de lo que se trata es de desviar la atención. Son miles de abogados, técnicos y secretarios que viven del  entramado de más de 5.000 agrupaciones que dependen de la CEOE y se dedican a jornada completa, a defender sus intereses. 
Cierto que las retribuciones de los empleados de la patronal salen, en parte, de las cuotas empresariales, pero son las subvenciones públicas la principal fuente de ingresos de la CEOE (400 millones de euros, tanto del Estado como de las comunidades autónomas)
Estos son los datos:
La cúpula de la CEOE da empleo a 130 personas. Las 55 organizaciones territoriales, a 1.600, y las 175 sectoriales, a 2.000. El resto hasta 35.000 son empleados de agrupaciones de base.
Las patronales mayores cuentan con 486  sedes,  las territoriales (55) con 334 sedes, y las sectoriales, muy superiores en número, tienen 148. La cúpula de la CEOE tiene cuatro.

Con las agrupaciones de base serían muchas más.
Así que no nos engañemos, la patronal, aunque trate de ocultar la viga que tiene en sus ojos, también vive del Estado.

VEGUEROS S.M.  "Botes de humo para ocultar las miserias"

martes, 4 de diciembre de 2012

CONCEJALES QUE SE CREEN DIOSES.-

Luis Pérez Aguado
Profesor, escritor e historiador

Concejales que se creen dioses

Increíble. Hay asuntos que por absurdos y temerarios son difíciles de creer.  Pensé, precisamente  por lo irracional del tema, que había oído mal y lo deseché sin prestarle mucha atención. Pero el desatino me volvió a llegar en otra ocasión.  Volví a pensar lo mismo: Alguien se equivoca, seguro que lo entendió mal. Pero ahora, con  la normativa en la mano, mi incredulidad se ha transformado en  rabia e impotencia. Me cuesta imaginar la cara de estúpido que  me habrá quedado al comprobar que eran certezas lo que mi  pobre intelecto se negaba admitir.
Resulta que un muy ilustre ayuntamiento (me da vergüenza admitir que es canario) pretende cobrar determinadas cuotas a todo mortal que utilice los rincones y  plazas públicas del municipio. O sea, que las altruistas asociaciones de vecinos, los colectivos juveniles, los grupos que pretendan dinamizar su barrio, compartir alegrías con los vecinos, hacer más llevadero los sinsabores de la vida o  desarrollar una labor social tendrán que pagar por hacer algo que correspondería realizar (y que no hacen) a  esos elegidos que imponen la norma.
Cuesta admitirlo. Sigo pensando en lo irracional del tema y no tengo más remedio que darle la razón a quién afirmaba que entre más conocía a la raza humana  más simpatía sentía  por su perro. A veces me canso de ser hombre, decía Neruda. No es para menos. Yo también  me avergüenzo de la estupidez humana y, con bastante frecuencia de ser humano, incluso.
 Y, a todo esto, yo me pregunto -porque alguien tendrá que hacerlo, digo yo-. ¿De dónde han salido éstos lumbreras? ¿Dónde han estudiado para llegar a sacar tan brillantes ideas? ¿Realmente, son humanos? ¿Viven entre nosotros? Porque, de ser así, han puesto demasiada distancia entre su privilegiada vida política y la cruda realidad social, que parece que les queda lejos y, por tanto, no entienden. El mundo, creo yo, está ya  bastante achuchado para que nos salgan con esto.
Porque analicemos las cosas fríamente. Sin ambigüedades ni pasiones ideológicas partidistas. Si partimos de la base  que el gobernante está para sacarnos de apuros y no para mandarnos a la indigencia ni hundirnos en la desgracia, entonces ¿no es a ellos, a los elegidos,  a quienes corresponde buscar formulas para que seamos (o por lo menos nos sintamos) más felices? ¿No deben ser los representantes del pueblo (pagados por este pueblo) los que busquen soluciones para dinamizar la vida de los barrios?
Cuesta entender cómo unos representantes del pueblo, que son  terriblemente  eficaces en legislar para sus bolsillos, son incapaces de establecer normas  justas para los demás. Está claro que la conducta y el buen proceder ya no forma parte de la ética  del  político. Parece que necesitan pegarse con los demás para demostrar  quién es el amo. En este caso, el enemigo, evidentemente,  son los ciudadanos, esos pobres de espíritu que si, quieren hacer altruismo -después de abonar religiosamente la cuota establecida- tendrán que utilizar  profusa y abundantemente  Fairy del bueno  (por supuesto, abonado con los bolsillos de los vecinos) para que el espacio utilizado  del evento quede como la patena de limpia. Otra de las exigencias impuesta por los iluminados de turno
Lo cierto es que el  afán recaudatorio (si no son otros los oscuros intereses) no  les deja pensar con coherencia y, algunos, con el beneplácito de otros, toman decisiones y hacen normas tan necias y simplonas (por ir a lo más fácil y hacer lo de siempre, sin originalidad alguna, lo de simplona) como éstas que lo que hacen es paralizar y enrarecer la vida de los barrios. Realmente, no  parece que se hayan estrujado mucho el cerebro (si lo tienen). Incluso, es para dudar, que hayan ido a la escuela  y si, alguna vez, lo hicieron está claro que  la escuela no pasó por ellos.
El problema de los expertos espabilados  que trabajan (es un decir) en  los ayuntamientos y que  lo hacen por  “su propio” bien -aunque irónicamente lo quieran maquillar llamándole  bien común- y por “su” interés general,  es que seguirán estando ahí, viviendo del cuento y de los contribuyentes, mientras el ciudadano de a pie no tenga la facultad y posibilidad de  elegir  a quién, según su libre conciencia, sabe o considera que es honesto, porque las listas electorales no son abiertas y las confeccionan, generalmente, otros listos, que  buscan un interés ideológico, que no siempre coincide con el bienestar social de los vecinos.
Y así seguiremos  soportando gobernantes que hacen de la estupidez su manera de vivir,  concejales prepotentes que se creen dioses,  que a capricho, por venganzas o veladas intenciones cierran locales culturales y sociales, que defenestran magníficos y eficientes  bibliotecarios. Así entienden ellos el servicio a la comunidad. Lo grave es que su irracional egoísmo está acabando con las buenas maneras y la convivencia  entre los vecinos. Y si esto está pasando en nuestro pequeño espacio sideral  y los demás  dejamos que suceda es que algo  no debe ir bien en el ser humano. Los cabezas pensantes seguirán haciendo y deshaciendo a su antojo, imponiendo sus retrógrados criterios  y rigiendo los destinos de los demás con su personal y egoísta arbitrariedad. Dentro de poco, ni derecho al pataleo.
VEGUEROS S.M. "así seguiremos  soportando gobernantes que hacen de la estupidez su manera de vivir,  concejales prepotentes que se creen dioses..."